Fuera de las casillas

Irana Douer, la artista que se animó a la galería y a la revista propia.
Txt. Etienne Baigorri | Ph. Laura Grosskopf - @laugross




Las definiciones limitan, son mezquinas y siempre dejan cuestiones por fuera. Por eso, Irana Douer prefiere no etiquetarse para poder seguir creciendo mientras resiste al archivo. Dibujante, ilustradora, pintora, directora de la revista digital Ruby y de la recién nacida galería de arte homónima, superó las barreras de la escena artística local hasta convertirse en una de sus favoritas. 

Su camino fue al revés: explotó primero afuera, hace ya casi diez años, cuando la llamaron de una universidad de Estados Unidos para hacer una ilustración, por la que le iban a pagar. Alguien dio con su Flickr o con su Livejournal, hoy un prehistórico diario íntimo laboral online que antecedió al blog, y la mezcla entre lo naif y lo violento de sus dibujos evidentemente gustó tanto que la contrataron. Hasta ese momento Irana entendía su arte como un pasatiempo, sus primeros trabajos los intercambió a través del trueque con pares de todo el mundo, pero que eso se convirtiera en su empleo real era impensado. “Antes era un hobby, ahora es un trabajo. Por eso estoy tratando de recuperar un poco eso. Hay que recuperar el por qué uno hizo y empezó con todo esto”, insiste. 

Los aplausos con las muestras en el exterior dejaron lugar para pocos rechazos, pero finalmente fueron ellos los que despertaron la creatividad: “Me empezó a salir esa cosa de querer seleccionar yo también, porque veía un montón de cosas que me gustaban y que no aparecían, siempre se veía lo mismo. Y así empecé Ruby, para mostrar lo que a mí me gustaba. Un cursito de flash y listo”, recuerda esta licenciada en artes visuales. Ese emprendimiento sigue siendo su niño prodigio: Ahora Ruby Mag, que también tiene libro propio editado por Gestalten y que se consigue en todos los museos del mundo, además es una galería de arte que Irana inauguró a fines de marzo con una exposición de Luciana Rondolini. Las muestras irán más allá y traerán al presente oficios casi olvidados, durante el año el espacio será intervenido con esculturas en cerámica, fotos, dibujos, grabados y las puertas están abiertas para nuevas propuestas. “Me copa que el local esté lleno de gente mostrando su arte, yo voy a estar acá, así que los espero”, invita. 

La idea es que el espacio funcione como un lugar de encuentro entre artistas de todo el mundo, que Irana supo contactar a través de la revista. Pero no se queda ahí, la consigna según esta multifacética mujer que odia que la encasillen es “vivir el arte, darle un sentido utilitario y accesible a todos”. Por eso, en la galería de Céspedes 3065, los visitantes además de ver la muestra de turno podrán comprar objetos propios y ajenos, dibujos, prendas y hasta fanzines, germen de muchas de las ideas de Douer. 

“¿Cuánta gente se baja las fotos y las guarda en una carpeta? bueno, yo las muestro. Es como armar un favoritos pero para que lo vea todo el mundo, literal. Así como me gusta dibujar, me encanta ver obra ajena."


“Ruby ganó, quiero pensar, por el ojo distinto, porque es una selección dentro de la selección”, supone su directora. Seguramente esa búsqueda original y ese contacto mundial en un solo link fue la receta que muchos de sus seguidores necesitaban. Ruby es otra forma de coleccionar. “¿Cuánta gente se baja las fotos y las guarda en una carpeta? bueno, yo las muestro. Es como armar un favoritos pero para que lo vea todo el mundo, literal. Así como me gusta dibujar, me encanta ver obra ajena, quie-ro tenerla”, resume. Este toque auténtico fue una de las palancas que le otorgaron a Ruby Mag por segunda vez consecutiva un stand propio en el Barrio Joven en la Feria de arte Contemporáneo ArteBA, que se desarrollará entre el 24 y 27 de mayo. 

Irana es parte de esa nueva ola de artistas que revolucionan el concepto acartonado de lo artístico y discuten sus límites con cada obra. “A mí me copa que la gente tenga algo mío. Sea un prendedor, una bolsa de tela, o un cuadro colgado en su casa. No sólo es la ilustración, sino el arte aplicado”, asegura mientras desafía a todos aquellos que ven al arte sólo como una cuestión de culto. En última instancia, esa visión también ayuda a empujar a esta disciplina de su pedestal y a que sus creadores puedan ganarse la vida sin ser los outsiders del sistema. Y esa es la apuesta de su proyecto: “Yo con Ruby me la estoy jugando, lo hago por placer, obvio que me encantaría que funcione para vivir de esto y no tener que hacer otras cosas, por eso estoy con las muestras, tratando de que no se convierta sólo en un negocio, sino que sea algo que a mí me guste. Al final, Ruby funcionó porque eran cosas que a mí me gustaban y a la gente le copó. No quiero perderme en esa rueda de lo que supuestamente funciona”. 

ruby-mag.com.ar

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